Valió la pena el madrugón

Tras a primera semifinal entre el vietnamita Ngo, revelación del torneo, y el coreano Kang, algunos aficionados se preguntaban si valió la pena dejar "la piltra" para contemplar como a dos de los semifinalistas les costaba Dios y ayuda hacer una carambola.

Afortunadamente, segundas partes, esta vez sí fueron buenas y una vez despiertos pudimos saborear una de las mejores exhibiciones que se han visto en los últimos tiempos. Super Dani sacó su fusil, atacó con toque perfecto, velocidad adecuada, visión periférica absoluta y con un talento descomunal destrozó a Bury: 40-17 en 10 entradas.

Las dos últimas partidas del francés, sobre todo la serie de 24 ante Kasidokostas hacían que Bury partiera como favorito en el duelo semifinal en la Copa del Mundo coreana. Sin embargo, el tres veces campeón mundial quiso imponer el ritmo desde principio: (2-10-6 y 5) en las cuatro primeras entradas para sentar a su oponente que en  este tramo solo se levantó tres veces de su silla.

Tres ceros en la siguientes cuatro entradas no eran sino la consecuencia de que los billaristas también son humanos, aunque en determinadas ocasiones, como sucede con algunos de ellos, léase Cadron, Dani, etc, parezcan extraterrestres.

Así, en la entrada novena Súper Dani volvió a enamorar con una maravillosa entrada de 13 que dejó el luminoso en 39. Bury, con una sonrisa delatadora, sentía en sus propias carnes, lo que él mismo infringió a Kasidokostas el día anterior. Una entrada más tarde el campeón español ponía punto y final al partido más brillante que se ha visto en Guri durante toda la semana.

Sólo quedaba la final, un peldaño más, sin duda el más complicado. El rival, el coreano Kang que ganó (40-26 en 31), en una semifinal táctica, defensiva en exceso, muy poco vistosa, pero que tendrá la motivación de su público jugando como local.